Real de Asúa 2022
Añada 2022: el arte del equilibrio en un año generoso
La vendimia en la parcela Carromaza se llevó a cabo los días 27 y 28 de septiembre. Con una duración de 166 días, el ciclo vegetativo fue más corto que en años anteriores y estuvo marcado por temperaturas elevadas y una sequía persistente.
Sin embargo, la altitud del viñedo, su orientación de noroeste a suroeste, la cercanía a la Sierra de Cantabria y la estructura profunda de sus suelos fueron factores clave para mitigar estos extremos.
Gracias a estas ventajas naturales y a los bajos rendimientos intrínsecos de la parcela, las uvas maduraron de forma lenta y homogénea, alcanzando una concentración y un equilibrio extraordinarios. El clima favorable durante la vendimia permitió que la uva llegase a la bodega en un estado sanitario impecable.
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El viñedo: el origen de lo inimitable
Real de Asúa nace de nuestra parcela Carromaza, un viñedo extraordinario situado en una fresca ladera del término de Villalba, en plena Rioja Alta, a 600 metros de altitud y protegido hacia el norte por el bosque mediterráneo y las suaves ondulaciones de la Sierra de Cantabria en esta zona.
Pese a su ubicación, Carromaza está influida por un clima atlántico—con vientos constantes y riesgo de heladas—aunque la Sierra actúa como escudo natural y a la vez, aportando frescura y equilibrio.
Las cepas de tempranillo se cultivan en espaldera sobre suelos de arcilla arenosa, con estratos profundos de arcilla roja que confieren al vino estructura y complejidad.
Carromaza está orientada de noroeste a suroeste y recibe, en un año normal, unos 500 mm de lluvia anual. No obstante, 2022 fue una añada más seca de lo habitual, acentuando la concentración del fruto.
La elaboración: artesanía de precisión
La uva de Carromaza 2022 fue seleccionada meticulosamente en el propio viñedo y vendimiada a mano en su punto óptimo de maduración. Posteriormente, se enfrió a 10 °C antes de ser trasladada en cajas de 300 kg a la bodega, situada a escasos kilómetros.
A su llegada a la bodega, se realizó una segunda selección. Los racimos enteros se sometieron a una maceración en frío antes de un prensado suave. La fermentación se llevó a cabo con levaduras autóctonas en pequeños tinos de roble francés de cinco años, lo que permitió una extracción precisa y expresiva.
Durante la vinificación se realizaron bazuqueos regulares, seguidos de una fase de maceración a 28–29 °C. El equipo técnico realizó catas periódicas para determinar el momento exacto de descubado y el posterior traslado del vino a barricas nuevas de roble francés para la fermentación maloláctica.
A principios de diciembre, el vino se trasegó a una selección de barricas nuevas y de un uso de roble francés (procedente de bosques de Tronçais), donde comenzó su pausada crianza.